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Yuko Shimizu

Ilustradora

Yuko Shimizu es una ilustradora japonesa afincada en Nueva York, así como profesora en la prestigiosa School of Visual Arts. Ha trabajado para marcas tan reconocidas como Pepsi, Apple, Microsoft o NIKE. Ha realizado las cubiertas para libros de Penguin, Scholastic, DC Comics, y sus ilustraciones han aparecido en las páginas del NY Times, Time, Newsweek, New Yorker o WIRED.

Su primer monográfico se publicó en 2011 (Gestalten) y el segundo Living with Yuko Shimizu fue publicado en 2016 (ROADS Publishing of Ireland). También ha ilustrado A Wild Swan (en colaboración con el autor Michael Cunningham, FSG, 2015) y el premiado libro infantil Barbed Wire BaseBall (en colaboración con la autora Marissa Moss, Abrams, 2013).

Antes de ser ilustradora Yuko trabajó durante once años en el mundo corporativo, una profesión que nunca la haría feliz, por lo que en 1999 se mudó a Nueva York con sus ahorros, estudió ilustración y comenzó su actual carrera.

Hoy en día trabaja en su estudio en Manhattan y da rienda suelta a su pasión por viajar dando conferencias y cursos alrededor del mundo. Por favor, no confundir con la otra Yuko Shimizu, esta Yuko NO ha creado Hello Kitty.

Foto: © Makoto Ishida

Ha trabajado con Duermevela en:

Cubierta de Las mareas negras del cielo en la que se muestra a Akeha flotando sobre una nube en posición de loto, rodeada por nubes de colores, en el suelo un paisaje verde por el que fluye un río rojo sangre

Las mareas negras del cielo

Cubierta de Los hilos rojos de la fortuna en la que se muestra a Mokoya sobre un naga con las alas desplegadas

Los hilos rojos de la fortuna

El descenso de los monstruos

En el centro de la imagen aparece la protectora, Sanao Hekate, sentada mirando al frente, con expresión serena. Viste ropa lujosa en tonos dorados y una corona que recuerda al fuego. Lleva en las manos una peonía. Tras ella se aprecian los tejados de un palacio de arquitectura oriental, y adornos de peonías gigantes rojas. Tras los tejados se ve una noche negra y nublada.

El ascenso a lo divino